18 diciembre 2006

Los Bolivianos Ilegales.

Más de 4 mil bolivianos trabajan y viven en la clandestinidad en Suiza. Sólo el 10% posee un permiso de residencia, situación que los sitúa como la comunidad de latinos más vulnerable a las expulsiones “manu-militari”, como está ocurriendo.
Tras la aprobación de la nueva ley de extranjería de Christoph Blocher, nombre del ministro de Justicia precursor del endurecimiento de las leyes de extranjería y asilo, la presión sobre los “sin papeles” latinoamericanos se ha acentuado.
Las organizaciones que representan a los “sin papeles” que luchan por conseguir la regularización, constatan que después de la aprobación de las nuevas leyes, cada día la policía expulsa a sudamericanos ilegales que son controlados en operativos especiales. La situación preocupa a la comunidad latina en Suiza en general.
En particular para los bolivianos, que desde que fue aprobada la nueva ley, se hace ahora cada vez más difícil conseguir legalizar su permanencia, aunque la situación de emigrantes de otros países es bastante similar.
Según cifras proporcionadas por la periodista Claudia Villarroel, en Suiza viven más de 4 mil bolivianos; sólo 422 poseen algún permiso de residencia, de los cuales sólo 121 tienen un permiso de estadía permanente (permiso C). Estas cifras no incluyen a los funcionarios internacionales ni a los bolivianos naturalizados.
Servicio doméstico y agricultura
Según Claudia Villaroel, los bolivianos ilegales viven en condiciones de explotación y discriminación permanente, y el hecho de no poder regularizar su situación migratoria, les impide toda posibilidad de acceder a mejores oportunidades laborales.
La mayoría contribuye al sustento de sus familias en Bolivia con importantes remesas de dinero.
Según fuentes sindicales, la mayoría de bolivianos ilegales está constituida por mujeres que trabajan en el servicio doméstico y parejas que realizan oficios agrícolas estaciónales y en la construcción.
Contrariamente a un estereotipo conocido, sólo una minoría vive por cuenta propia, ya sea dedicados a la música o la venta de artesanías.
Otro estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), precisa que gran parte de los ilegales en Suiza viven como “pendulares”, es decir se mueven entre 2 o 3 países al mismo tiempo, laborando en faenas temporales.
Guillermo Montaño, residente en Ginebra desde hace 25 años es co-director de la Asociación “La liana”, que promueve intercambios de voluntarios suizos con el país del altiplano.
A su juicio la emigración boliviana representa "una contribución ciudadana tanto en el país de acogida como para la nación de origen."
“Existen estudios sobre las remesas enviadas por los emigrantes, las cuales superan con creces el monto de la cooperación internacional de otros países.
La dificultad es grande y el aporte es mucho”, apuntó. Falta de protección oficial
También criticó la política oficial de su país en Suiza. “En Ginebra no existen consulados bolivianos ni embajada que resguarden los derechos ciudadanos de los compatriotas; sólo hay un cónsul honorario en una ciudad vecina que trabaja ad honorem como apoyo para los bolivianos, explica Montaño.
La oficina encargada de asuntos bolivianos está en Berlín, Alemania y muchos migrantes en Suiza desconocen la existencia de tal instancia.
En Ginebra sólo existe una misión diplomática ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuyo mandato no es precisamente tratar los asuntos nacionales.
"Los bolivianos que viven en Suiza saben que tienen que batirse solos", dice Montaño y alguna opción de apoyo real para ellos es aquella que otros compatriotas puedan ofrecerle, sobre todo para protegerlos de las deportaciones.

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